Nos vamos de Manila. Después de cuatro días, tengo infinitos conceptos de la ciudad. Podría definirla como la ciudad con más contrastes donde he viajado hasta el momento. Una ciudad donde la riqueza y la extrema pobreza conviven a solo unas calles de distancia. Donde incluso a veces se mezclan.
No se que magnetismo tienen hacia mí este tipo de ciudades, estas ciudades me atrapan, me atraen, me desconciertan. Podría definirte Manila de tantas maneras. Muchas injustas por no decir DEMASIADAS.
Manila es caos, trafico, contaminación, pobreza, riqueza, capitalismo. Manila es capital. Capital de Filipinas y de las causas perdidas. A Manila, a sus habitantes, se los come el dinero, haciendo cada día mas grande la desigualdad social y la diferencia entre pobres y ricos.
Antes de llegar aquí, no conocía mucho sobre la ciudad. Me imaginaba la típica capital Asiática con cientos de rascacielos, con algún barrio pobre en la periferia.
Además, más del 80% de las cosas que leía sobre Manila, eran que era fea, que no valía la pena visitarla. Que lo mejor era aterrizar, y pirarse para alguna Isla paradisíaca. ¡Claro que tirarme al sol en una playa de ensueño, está en mis planes! pero tenía 4 días para conocer Manila y quería conocerla con mis propios ojos y bajo mi propia experiencia.
Llegamos a Manila de madrugada. Partiendo de la idea inculcada de que era una ciudad peligrosa e insegura. Decidimos esperar en el aeropuerto hasta que se hiciera de día. Cuando amaneció, lo que veía desde las puertas de la terminal 3 del aeropuerto, no era precisamente pobreza e inseguridad. Me desconcertó un poco ver un gran residencial de 10 0 12 torres en construcción, una gran iglesia creo que católica, aunque con una forma singular y una gran M de la franquicia Americana al fondo.
En cuanto dieron las siete, cogimos el primer autobús que conectaba el aeropuerto con la ciudad. Fue salir del aeropuerto y empezar a ver la otra realidad. Chavolas, gente durmiendo en la calle, niños mendigando y al fondo » La ciudad». Lo poco que podía ver a través de las cortinas del autobús, me recordaba mucho a Camboya, lo curioso es que también venía a mi memoria República Dominicana, quizás esta última no por la pobreza extrema, pero si por el estilo de los barrios.
El bus nos paró en Pasay Rotonda, desde allí teníamos que coger un tren que nos dejaría en Makati, donde íbamos a dormir estos días. Al legar a Ayala, una de las paradas de la zona financiera, de repente todo cambió. Parecía que nos habíamos teletrasportado como mínimo a la gran Manzana de Nueva York.
En los días que he estado por aquí he conocido dos Manilas muy distintas. Dos ciudades diferentes, imposibles la una sin la otra. Una, me dio mucha lástima, la otra me dio más.
Que vas a encontrar en esta Guía de viaje
¿Quieres que te cuente Manila?
Manila es..
Enorme, con millones de personas, con cientos de miles de vehículos…
Manila es..
Caos, tráfico, ruido, suciedad, pobreza, pies negros…
Manila son…
Centros comerciales, rascacielos, riqueza, superioridad
Manila es…
Su gente de a pie, siempre con una sonrisa en la cara, sus niños callejeros, una puesta de sol en el Malecón…
Mejor te la muestro en imágenes y la juzgas por ti mism@:
Todas las fotos son propiedad de Fran Vargas, puedes seguir nuestro viaje por Asia y todos sus trabajos a través de su web www.FranVargas.com y su Instagram
De todos los viajes que he hecho y todas las ciudades que he visitado, no ha habido una ciudad que me haya impactado tanto como Manila. Solo es cuestión de dar la vuelta a la esquina, de cruzar unas calles. Puedes pasar de la máxima riqueza a la extrema pobreza. O vives en la cara A o te tocó la cara B no hay mas. No hay termino medio. La Manila Rica y la Manila profundamente pobre. Somos «privilegiados» nos toco la cara A de la ciudad. Pero hay quien no tuvo tanta suerte.
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